Las peores navidades

Traducido del artículo de theminimalists.com.

Saltemos en el tiempo hacia adelante, al día de Reyes, cuando el pequeño Andrés abre su regalo de un muñeco de Transformers y una sonrisa aparece en su cara conforme su gran juguete se ilumina y casi parece vivo, con sus flashes y sus sonidos que molestan a los padres de Andrés.

Pero en unos pocos momentos, Andrés descarta el juguete y empieza a abrir el resto de sus regalos, extrayendo cada caja de debajo del árbol, uno a uno, algunos alargados, otros altos, algunos pesados, otros ligeros. Cada caja revela un nuevo juguete. Cada trozo de papel de envolver verde y rojo, un flash de felicidad.

Pero una hora más tarde, el pequeño Andrés está llorando histéricamente. Basado en sus criterios, ésta ha sido sin duda sus peores navidades. Cierto, Andrés ha recibido muchos de los regalos de su lista, pero él está mucho más afectado por los que no ha recibido.

Esto suena infantil, pero ¿acaso los adultos no hacemos exactamente lo mismo? ¿No miramos a menudo las cosas que poseemos y deseamos tener más? ¿No codiciamos un nuevo coche, nueva ropa, un nuevo iphone?

¿Qué pasaría si Andrés fuese feliz con los juguetes que tiene delante suyo? ¿Qué pasaría si nosotros fuésemos felices también?