Cambiemos de perspectiva



Esta viñeta de El Roto en El País del 9 de enero me ha hecho reflexionar. Como suele ser habitual, su humor inteligente activa puntos de vista que no son evidentes. Y en este caso ha dado, una vez más, en el clavo.

Si la situación a nuestro alrededor no mejora ni parece que vaya a hacerlo, nos va a dar la impresión de que todo empeora. Empeorar, al igual que mejorar, es una palabra relativa. Para empeorar necesitamos un marco de referencia que consideremos mejor. Y para considerarlo mejor necesitamos una escala de valores para comparar ambas situaciones, alejándonos del valor elevado que otorgábamos a la situación anterior. Y la mayoría de esta sociedad consumista percibe ese cambio como un empeoramiento evidente y no admite discusión al respecto.

Es un error. El cambio en la situación global nos incita a un cambio a todos los niveles: personal, en nuestra ciudad y como sociedad. Un cambio que, por otra parte, necesitábamos urgentemente porque nuestra forma de vida era, reconozcámoslo, totalmente insostenible.

La clave está en esa escala de valores. Una escala de valores totalmente artificial y falsa que las grandes empresas incansablemente nos vomitan por la televisión. Una escala de valores que nos impone como modelo un ritmo de vida desmesurado y que nos obliga a buscar un trabajo que nos lo permita. A cambio sacrificamos años de vida sin experimentar la felicidad más allá de los pequeños "subidones" que percibimos cuando nos regalamos caprichos innecesarios. Al final llenamos nuestra casa de objetos inútiles, de restos que ya no valoramos, pero que tampoco dejamos de valorar lo suficiente para desecharlos. Si lo piensas bien, ¡resulta tan incomprensible! No imaginamos la paz que se respira en un hogar minimalista, donde sólo hay cosas imprescindibles que tienen su sitio.

Con una escala tan evidentemente errónea como la que hemos adoptado sin cuestionarla, ¿porqué no cambiarla? ¿Por qué no abandonar un modelo que da pequeños momentos de felicidad a cambio de dejarse la vida persiguiendo una enorme zanahoria que nunca llega? ¿Por qué no aceptar que, en el fondo, vivir con menos puede tener más ventajas que inconvenientes, que el tener por tener sólo lleva a la infelicidad permanente?

La felicidad no es un destino que llegará en el futuro. No lo alcanzaremos cuando nos jubilemos o cuando compremos la casa o cuando... No. La felicidad es el punto de vista que apliques a cada momento. El esforzarse en saborear cada situación, cada segundo. Sentirse vivo. Ayudar a los demás. Valorar las experiencias con otras personas... En ningún caso percibirás una felicidad duradera por el simple hecho de "comprar cosas".

Ésto que muchos llaman crisis y que no es más que un cambio de modelo (no todas las generaciones tienen la oportunidad de vivir un cambio mundial de esa envergadura, valoremos también eso), en realidad es una oportunidad única de cambiar el mundo. Ese famoso "otro mundo es posible" de repente aparece como factible porque el viejo modelo va a desaparecer. Si el nuevo es mejor o peor, depende únicamente de cada uno de nosotros. Si la mayoría elegimos que queremos algo mejor, el resultado global será mejor. Dejemos pues de hacer malas caras, de adoptar el pesimismo cada mañana, de poner el modo pasivo como si "otros" nos tuviesen que rescatar de este estado. La llave la tenemos en la mano, y ahora el empujón para hacer algo, también. No hay excusas.

Sólo puede ser feliz siempre el que sepa ser feliz con todo. Confucio