Abrazar el menos
La palabra "menos" siempre ha sido poco atractiva. Aunque podríamos decir que no estamos predispuestos biológicamente al más (trastos, espacio, distracciones...), más es un concepto fácil de captar – más es más. Es fácil de vender. Lo que tenemos no es suficiente. Más será mejor. Nos hará más felices, mejores y más completos.
"Menos" es problemático – no sólo porque es la sentencia de muerte de los centros comerciales. Podríamos no querer escuchar que ya tenemos tanta abundancia que nos podemos permitir menos cosas. Podríamos no querer escuchar que nuestra felicidad no está en función de un producto que aún no tenemos sino más bien que ya tenemos todo lo que enecesitamos. Podríamos preferir desplazar la responsabilidad de nuestra felicidad a cosas externas.
¿Pero nos ha hecho más felices alguna de nuestras cosas materiales? Seguro que sí. Puede haber una satisfacción momentánea cuando adquirimos nuevas cosas. Pero al final, ese subidón se desvanece y nos deja como antes: queriendo más.
Si los publicistas vendiesen cosas diciendo la verdad, podrían decir "Compra este coche que tiene el quinto mejor consumo de su clase y tiene un precio decente cuando quieras venderlo. Pero no esperes mucho más que un transporte satisfactorio. Este coche, como todo, no puede ni te hará más feliz. Eso depende de ti" - sería toda una zanahoria podrida delante de la cara del cliente.
Pensamos que "menos" necesita otra connotación. Así que aquí vienen cinco razones para abrazar el "menos":
1. "Menos" es mejor para el planeta. Este es el elefante en la habitación, ¿verdad? Nuestro planeta ha sido empujado <a href="http://crashoil.blogspot.com.es/2014/03/el-colapso-de-la-produccion.html">al límite de la catástrofe</a>. ¿La razón? Nuestra obsesión con más crecimiento, más dinero, más espacio, más cosas, etc. Hemos arrancado del planeta una cantidad de recursos inimaginable. Hemos devuelto el botín de la naturaleza en forma de polución, vertederos, contaminación de los mares, y expansión urbana. ¿Tan grave resulta vivir en una casa más pequeña, no comprar cosas que no necesitemos y caminar o pedalear más a menudo? Si consumir menos significase evitar una probable catástrofe medioambiental, ¿no sería eso más sensato?
2. "Menos" nos ancla al presente. A pesar de nustros mejores esfuerzos por demostrar lo contrario, los humanos no podemos hacer más de una cosa a la vez; prestar atención a una cosa desplazará inevitablemente nuestra habilidad de prestar atención a otra. Cuando tenemos menos en nuestras vidas, podemos prestar atención más plenamente a las pocas cosas que tenemos y las disfrutamos más.
3. "Menos" es más fácil de gestionar. Si nuestro tiempo desde el nacimiento hasta la muerte fuese una hoja de balance, ¿cuánto tiempo nos gustaría dedicar a gestionar nuestras propiedades -comprarlas, devolverlas, limpiarlas, arreglarlas, organizarlas, trabajar para pagarlas y todo eso? Por contra, ¿cuánto tiempo querríamos pasar conectando con la gente que amamos, relajándonos, disfrutando de actividades recreativas y otras experiencias que nos llenen? Cuantas menos cosas sin significado gestionemos, más tiempo dejarán para lo que tiene realmente significado para cada uno. Cuantas menos cosas poseamos, menos preocupaciones tendremos por conservarlas, por si nos las roban, por mantenerlas en perfecto estado.
4. "Menos" es normalmente más interesante. La vida suele pasar mientras nos peleamos con nuestra falta de preparación. Si lo piensas, las consecuencias de no tener suficiente son menos significativas que las consecuencias de tener demasiado (haciendo referencia, por supuesto, a los problemas del primer mundo). Prueba a tener menos. No intentes estar preparado para todo. Podrías descubrir una vida más interesante.
5. "Menos" ayuda a averiguar lo que es realmente importante. Cuando estamos literalmente rodeados por excesos, podría haber demasiado ruido para separa lo importante de lo que no lo es. Las relaciones tienen un valor similar a tener un nuevo portátil. Es mediante el proceso de reducción, de averiguar contínuamente de qué cosas podemos prescindir, cuando podremos determinar de cuáles no podemos prescindir.
"Menos" es problemático – no sólo porque es la sentencia de muerte de los centros comerciales. Podríamos no querer escuchar que ya tenemos tanta abundancia que nos podemos permitir menos cosas. Podríamos no querer escuchar que nuestra felicidad no está en función de un producto que aún no tenemos sino más bien que ya tenemos todo lo que enecesitamos. Podríamos preferir desplazar la responsabilidad de nuestra felicidad a cosas externas.
¿Pero nos ha hecho más felices alguna de nuestras cosas materiales? Seguro que sí. Puede haber una satisfacción momentánea cuando adquirimos nuevas cosas. Pero al final, ese subidón se desvanece y nos deja como antes: queriendo más.
Si los publicistas vendiesen cosas diciendo la verdad, podrían decir "Compra este coche que tiene el quinto mejor consumo de su clase y tiene un precio decente cuando quieras venderlo. Pero no esperes mucho más que un transporte satisfactorio. Este coche, como todo, no puede ni te hará más feliz. Eso depende de ti" - sería toda una zanahoria podrida delante de la cara del cliente.
Pensamos que "menos" necesita otra connotación. Así que aquí vienen cinco razones para abrazar el "menos":
1. "Menos" es mejor para el planeta. Este es el elefante en la habitación, ¿verdad? Nuestro planeta ha sido empujado <a href="http://crashoil.blogspot.com.es/2014/03/el-colapso-de-la-produccion.html">al límite de la catástrofe</a>. ¿La razón? Nuestra obsesión con más crecimiento, más dinero, más espacio, más cosas, etc. Hemos arrancado del planeta una cantidad de recursos inimaginable. Hemos devuelto el botín de la naturaleza en forma de polución, vertederos, contaminación de los mares, y expansión urbana. ¿Tan grave resulta vivir en una casa más pequeña, no comprar cosas que no necesitemos y caminar o pedalear más a menudo? Si consumir menos significase evitar una probable catástrofe medioambiental, ¿no sería eso más sensato?
2. "Menos" nos ancla al presente. A pesar de nustros mejores esfuerzos por demostrar lo contrario, los humanos no podemos hacer más de una cosa a la vez; prestar atención a una cosa desplazará inevitablemente nuestra habilidad de prestar atención a otra. Cuando tenemos menos en nuestras vidas, podemos prestar atención más plenamente a las pocas cosas que tenemos y las disfrutamos más.
3. "Menos" es más fácil de gestionar. Si nuestro tiempo desde el nacimiento hasta la muerte fuese una hoja de balance, ¿cuánto tiempo nos gustaría dedicar a gestionar nuestras propiedades -comprarlas, devolverlas, limpiarlas, arreglarlas, organizarlas, trabajar para pagarlas y todo eso? Por contra, ¿cuánto tiempo querríamos pasar conectando con la gente que amamos, relajándonos, disfrutando de actividades recreativas y otras experiencias que nos llenen? Cuantas menos cosas sin significado gestionemos, más tiempo dejarán para lo que tiene realmente significado para cada uno. Cuantas menos cosas poseamos, menos preocupaciones tendremos por conservarlas, por si nos las roban, por mantenerlas en perfecto estado.
4. "Menos" es normalmente más interesante. La vida suele pasar mientras nos peleamos con nuestra falta de preparación. Si lo piensas, las consecuencias de no tener suficiente son menos significativas que las consecuencias de tener demasiado (haciendo referencia, por supuesto, a los problemas del primer mundo). Prueba a tener menos. No intentes estar preparado para todo. Podrías descubrir una vida más interesante.
5. "Menos" ayuda a averiguar lo que es realmente importante. Cuando estamos literalmente rodeados por excesos, podría haber demasiado ruido para separa lo importante de lo que no lo es. Las relaciones tienen un valor similar a tener un nuevo portátil. Es mediante el proceso de reducción, de averiguar contínuamente de qué cosas podemos prescindir, cuando podremos determinar de cuáles no podemos prescindir.
Traducido de lifeedited.com