Esboza un nuevo "yo"

Con las ajetreadas vidas que muchos habitantes del planeta llevamos, es fácil que un día te detengas a pensar y llegues a la conclusión de que no llevas la vida que quieres llevar... Que pienses en cómo eras hace dos o tres décadas, y si esa persona de entonces estaría contenta con la vida que llevas ahora. De aquí dos o tres décadas, cuando pienses en la vida que llevas ahora, ¿crees que estarás orgulloso de la vida que has llevado? ¿Es esta la vida que quieres para ti? ¿O la que crees que esperan los demás de ti? ¿Estas orgulloso de esa imagen que te devuelve el espejo por las mañanas? ¿Aspiras a algo diferente? ¿Es seguir igual el mejor camino en tu única oportunidad para ser feliz?

Busca un rato para ti. Un rato en el que puedas estar sentado, tranquilo, en una habitación. Oblígate a hacerlo, házte ese favor. Siéntate sin hacer nada. Te asaltarán mil cosas que debes hacer. No las atiendas. Observa como tu mente te bombardea con ellas. Está acostumbrada a tratar con estímulos constantes que no te dejan concentrarte, que no te dejan tranquilo, que te exigen más información, que te recuerdan cosas importantes. Deja pasar todos esos pensamientos. Escucha tu respiración. Concéntrate en ella. Aprende sobre ti mismo. Deja que tu mente se calme, que encuentre su propio estado de calma. Está ahí, aunque no lo creas.

Cuando eso pase, piensa en ti. En quien eres. En qué haces. En qué te gusta. En qué te apasiona. Cualquier cosa vale. Vale una serie de TV, vale un tipo de libro, vale un arte o una ciencia. Hablo de eso que siempre te ha llamado la atención, de esas revistas sobre cierto tema que a veces ves en los quioscos y te gustaría ojear porque ese tema siempre te ha gustado, aunque esta sociedad no está preparada para obtener dinero de algo así...

¿No sería maravilloso dedicar tu tiempo a ello y ganar suficiente para sobrevivir? ¿Parece imposible? La sociedad en la que vivimos parece diseñada específicamente para que cosas así parezcan imposibles. Pues bien: no lo son.

Nuestra vida es tiempo. Y lo dedicamos casi exclusivamente a convertirlo en dinero. Dinero que no cuidamos a la hora de hacerlo desaparecer. ¿Has pensado alguna vez en cuánto dinero necesitarías realmente para sobrevivir? Si no tuvieses hipoteca, si no tuvieses letras del coche, si tuvieses que comprar comida y poco más... Si no estuvieses infectado por el virus del consumismo, de esa dosis minúscula de pseudo-felicidad que crees obtener cuando llevas a casa una nueva compra y cuyo efecto apenas dura unas horas.

Esta sociedad ve mal la gente que hace cosas así, que despierta. ¿Por qué? ¿Qué hay de malo en dedicar la única vida que tienes a aquello en lo que crees y que te apasiona? ¿Acaso tenemos miedo de aquellos que deciden separarse del camino porque quizás descubran lo que sospechamos...? ¿...que la mayoría estamos dormidos?

Dedica ese tiempo que has conseguido arrancar a tu rutina a trazar un plan. Recuerda que es tu vida, tu tiempo y que lo mereces. Nadie más te va a dar eso. Dibuja en tu mente qué vida quieres llevar en el futuro. Desglosa en pasos un camino, ponles fecha y llévalo a término. Puedes solicitar una media jornada en tu trabajo, puedes analizar tus gastos y buscar la forma de reducirlos, puedes leer sobre finanzas personales para conseguir lo mismo gastando mucho menos, puedes renegociar tu hipoteca para pagar menos mensualmente y compensarlo con amortizaciones parciales, puedes encontrar tiempo para dedicarlo a lo que te gusta, a tu familia, a tu pasión, a la vida que realmente quieres vivir.

También puedes buscar excusas, decir que no es tan fácil, ignorar a aquellos que lo han conseguido o encontrar razones por las que a ellos les ha funcionado y tu no lo vas a conseguir. Pero eso implica defraudarte a ti mismo ahora, defraudar a la persona que eras hace unas décadas y defraudar a la persona que mirará esa excusa de aquí otras tantas décadas. Poner excusas para no hacer ese cambio y que todo continue igual, con esa vida insatisfactoria que vives repetida cinco días a la semana, es exactamente el peor favor que te puedes hacer tu a ti mismo. Ambos sabemos que no te mereces eso.

Escribe ese plan en papel. Ponle fechas. Comprométete. Consigue hacer huecos en tu horario. Acepta los cambios sin temer que puedan ser a peor (¿hay algo peor que la rutina diaria actual?). Aprovecha ese nuevo tiempo. Cultiva tu pasión. Lee. Busca nuevas pasiones. Lee. Alimenta tu cerebro. Crece. Lee. Descubre la persona que tenías dentro y que quedó enterrada en tu niñez.

Créeme: ¡PUEDES! Ahora conviérte ese "puedes" en un enorme "quieres". Mira el primer paso de ese plan. Atrévete. Llévalo a cabo. Y vuelve a leer este documento. Te servirá para el siguiente paso. Y no olvides el "tu" que quieres para ti de aquí unas décadas. Te está observando ilusionado. Puedes.