Oportunidad y responsabilidad
Sí. Es probable que en los próximos meses nuestras vidas cambien hasta un punto que hoy no imaginamos. Cambio: esa palabra que tanto tememos. Es probable que muchas cosas a las que estamos hoy acostumbrados, dejen de existir para siempre. Y con ello, lo primero que percibiremos es un sentimiento negativo. Somos alérgicos al cambio...
Pero bien pensado, estamos rodeados de hábitos, costumbres, formas de hacer las cosas, instituciones, y un sinfín de cosas en el ámbito individual y en el colectivo que son realmente ineficientes e imperfectas. Vivimos estresados, anhelando una idea de felicidad que cuando nos esforzamos por alcanzar se aleja hasta mantener la distancia. Vivimos en una sociedad injusta, muy desigual, demasiado basada en el dinero y en lo material, muy marcada por los prejuicios, muy lejos de una sociedad ideal. El miedo que sentimos ante el cambio es propio del ser humano, pero quizás ese cambio sea positivo si aprovechamos la oportunidad para llegar a una sociedad mejor que la que hoy tenemos.
Cuando la forma de hacer una cosa termine, se iniciará una nueva forma de hacerlas. Siempre habrá algo que tome su lugar. Y es ahí donde quiero apelar a la responsabilidad que como individuos de una sociedad tenemos en ese proceso. Ante los cambios, tenemos la responsabilidad de aportar activamente nuestro esfuerzo para modelar una nueva sociedad que pierda la mayor cantidad posible de defectos que tiene la sociedad actual. Necesitamos más cooperación y menos competición. Necesitamos menos egoísmo, menos personalismos. Necesitamos mejorar todos a la vez, como conjunto. Y ya lo creo que es posible.
Por ello, aunque los próximos meses sean convulsos, aunque la primera sensación que nos invada sea la impotencia ante las pérdidas, debemos participar activamente cada miembro de esta sociedad en aportar cuanto pueda para hacer realidad esa sociedad mejor. Es un reto apasionante, y si lo conseguimos, nuestros descendientes tendrán mucho que agradecernos y nosotros viviremos mejor. Aprovechemos este cambio inevitable para el beneficio de toda la sociedad... ¿Quién se apunta al 15M? ;-)
Pero bien pensado, estamos rodeados de hábitos, costumbres, formas de hacer las cosas, instituciones, y un sinfín de cosas en el ámbito individual y en el colectivo que son realmente ineficientes e imperfectas. Vivimos estresados, anhelando una idea de felicidad que cuando nos esforzamos por alcanzar se aleja hasta mantener la distancia. Vivimos en una sociedad injusta, muy desigual, demasiado basada en el dinero y en lo material, muy marcada por los prejuicios, muy lejos de una sociedad ideal. El miedo que sentimos ante el cambio es propio del ser humano, pero quizás ese cambio sea positivo si aprovechamos la oportunidad para llegar a una sociedad mejor que la que hoy tenemos.
Cuando la forma de hacer una cosa termine, se iniciará una nueva forma de hacerlas. Siempre habrá algo que tome su lugar. Y es ahí donde quiero apelar a la responsabilidad que como individuos de una sociedad tenemos en ese proceso. Ante los cambios, tenemos la responsabilidad de aportar activamente nuestro esfuerzo para modelar una nueva sociedad que pierda la mayor cantidad posible de defectos que tiene la sociedad actual. Necesitamos más cooperación y menos competición. Necesitamos menos egoísmo, menos personalismos. Necesitamos mejorar todos a la vez, como conjunto. Y ya lo creo que es posible.
Por ello, aunque los próximos meses sean convulsos, aunque la primera sensación que nos invada sea la impotencia ante las pérdidas, debemos participar activamente cada miembro de esta sociedad en aportar cuanto pueda para hacer realidad esa sociedad mejor. Es un reto apasionante, y si lo conseguimos, nuestros descendientes tendrán mucho que agradecernos y nosotros viviremos mejor. Aprovechemos este cambio inevitable para el beneficio de toda la sociedad... ¿Quién se apunta al 15M? ;-)