El peso del "por si acaso"

¿Qué te impide ir más allá?

Traducido de Scott Stephens en becoming minimalist

Aparcas tu coche en el sendero, saltas y agarras la mochila. A medida que recorres la lista en tu mente, te preocupa que se te olvidara algo.

¿Lo agarraste todo?

¿Estufa? ¿Tienda de campaña? ¿Comida? Compruebas, compruebas y compruebas.

Tienes lo esencial: saco de dormir y colchoneta, filtro de agua, botas y calcetines extra. ¿Eso es todo?

Todavía no has decidido a ciencia cierta hasta qué punto irás, pero tienes el lugar en mente. Sólo tienes que salir de allí.

Por si acaso


Al cerrar la cremallera de la mochila, observas una chaqueta extra. "Mejor meterla" te dices. "Nunca se sabe".

Mientras estás en ello, agarras otra capa, una camiseta y un jersey de lana que te encanta. Es mejor meter un par de barras de muesli adicionales también. Probablemente puedes meter tus zapatos también, por si tus botas se ponen demasiado calientes, húmedas o algo así.

Nunca se sabe.

Ahora puedes finalmente cerrar la cremallera de tu [muy hinchada] mochila. La tiras sobre tus hombros, y te tambaleas momentáneamente por el peso. No te preocupas. Te sientes mucho mejor una vez que la ajustas. Puede hacerlo.

"Muy bien, vamos."

La bifurcación en el camino


Ha caminado 16 kilómetros y estás bastante cansado. Te das cuenta de que esas adiciones de último minuto cambiaron realmente las cosas. Ni siquiera las usaste. Pero aún así es reconfortante saber que están ahí, por si las necesitas.

Al mirar hacia arriba y ver un letrero delante, desplazas tu mochila para eliminar las marcas de las correas en tus hombros y caminar penosamente hacia delante.

Al llegar a una bifurcación en el camino, ves que tienes dos opciones.

La primera es un corto sendero que conduce a un lago tranquilo con bonitas vistas de las montañas. Ya has estado allí antes. De hecho, es uno de tus destinos favoritos. No es perfecto, pero es cómodo y predecible. Normalmente hay algunos otros grupos también allí, pero aún así normalmente es tranquilo. Es, definitivamente, más hermoso y tranquilo que estar en casa.

Conforme estás de pie delante de la señal, una pareja te sobrepasa para bajar hasta el lago. "Espero que no ocupen mi lugar favorito", piensas para tí mientras les sigues con la cabeza por el camino.

Y luego está la otra opción


La segunda opción es el camino que sigue subiendo la montaña. 11 kilómetros hasta las cataratas, dice.

Has oído hablar de ella a unas pocas personas. Hablan de lo increíble que es todo ahí arriba. Has visto fotos de las vistas, y ¡son increíbles!

La mayoría de la gente no sube hasta allí, y es fácil ver por qué. Son once kilómetros más después de los dieciseis que te han llevado hasta aquí. Y son hacia arriba. Muy hacia arriba.

El sendero de la derecha está muy gastado, amplio y fácil. Es seguro y familiar. El sendero a la izquierda es estrecho, pedregoso y de aspecto antiguo, como si no se hubiese pisado en años. Pero no puedes quitarte la idea, el sentimiento, que debes ir a la izquierda.

Es verdad, siempre lo has querido hacer. Nunca acabas de encontrar el momento, o siempre estabas agotado cuando llegabas a la bifurcación del camino. Pero ha estado ahí, burlándose de ti durante años. Lo desconocido, lo nuevo, ha estado siempre ahí dispuesto a ser tomado, pero siempre has estado agotado cuando llegabas al punto. Llevar esa mochila hasta allí parece imposible.

¿Cuál es el coste?


Conforme estás allí de pie contemplando tu elección, y recuperando el aliento, sientes que algo comienza a hervir, descontento, rebelión contra tu cansancio y tus excusas.

"Voy a hacerlo", te oyes decir desde tu más profundo interior. Conmocionado por el sonido de esas palabras en el aire, inmediatamente comienzas a ganar confianza.

"Puedo hacerlo, tengo que hacerlo", te refuerzas a tí mismo.

Sin embargo, la mochila se clava literalmente en tus hombros. Al mirar por el sendero de la izquierda, te das cuenta de que esos primeros 16 kilómetros no eran nada en comparación con el terreno que tienes por delante.

"Tengo que hacer esto. Se acabó el postergarlo otra vez".

Tomas su mochila, y sacas el agua. Mirando el camino por delante, todo entra en el foco. Ya sabes lo que tienes que hacer. Puedes degustar el orgullo de estar en la cima, disfrutando de las vistas que el 95% nunca verá.

Lo has decidido. Estás convencido, y las prioridades han cambiado.

Tu mochila es demasiado pesada. No importa, lo estás haciendo. Te la quitas, la abres y aplicas nuevas normas para todo el interior.

Sacas ese jersey. "¿Esto va a ayudarme a llegar hasta allí? No. "Pronto reevaluas todo el contenido de la mochila con nuevos ojos y empiezas a apilar cosas al lado de la mochila.

Sacas las barras de muesli adicionales, los zapatos, esa sudadera y la ropa adicional. También los libros que trajiste, ese abrigo extra. Agarras el montón y lo escondes fuera de la pista para recogerlo en el viaje de vuelta.

Eres eficiente, preciso y preparado

Al recoger tu mochila y tirarla encima de tus hombros, te das cuenta que pesa la mitad que antes, tal vez menos. Comparado con antes, es casi como si no llevaras nada en absoluto.

Te sientes libre de alguna manera. Eres eficiente, llevando sólo lo que necesitas para sobrevivir y tu diario para registrar el viaje. Cuando te concentras en el camino, sientes un fuego en tu interior, que te empuja hacia adelante. No estás preparado para cualquier escenario posible, ni para ir cómodo, sino para la supervivencia y la aventura.

"Vamos allá".

Tiempo de aplicación


Esto suena muy parecido a algunas excursiones de senderismo en las que he estado. También me recuerda a la vida. ¿Qué arrastras innecesariamente en tu mochila?

A menudo añadimos todos estos "extras" a nuestras mochilas, por si acaso. Podrían ser trastos extra, relaciones no saludables, malos hábitos o pensamientos de auto-sabotaje. O tal vez estos extras te den una falsa sensación de seguridad.

La verdad es que si bien parecen ligeros de forma independiente, el peso de todos los extras en la mochila es insostenible si quieres llevar una vida por encima de la media.

Esos artículos por-si-acaso te impiden tener una vida eficiente y enfocada. Te impiden perseguir tus sueños.

¿Qué estás dispuesto a abandonar con tal de vivir la vida que siempre has imaginado? ¿Qué te impide el éxito? ¿Es el objetivo la comodidad y la familiaridad, o la aventura y la pasión?

Vacía la mochila de ese peso extra. Deja en la mochila tus habilidades únicas, las herramientas útiles y lo esencial para la supervivencia. Fija tu mirada en el camino por delante, el que anhelas tomar.

Hay una vista increíble a la espera.