Repartir las horas laborales
Hay un debate que no veo producirse en la sociedad a pesar de las embestidas que los trabajadores están sufriendo a lo largo de todo el planeta. Si bien es cierto que el aumento de la eficiencia de la maquinaria está haciendo prescindibles muchos puestos de trabajo, no es menos cierto que buena parte de los que siguen con un empleo, están sufriendo un estrés creciente debido a que se les exige más.
La "moda" actual ignora a propósito (dogma de fe?) el hecho de que cuanto más trabajadores parados haya, menos consumo habrá en el sistema y se agravará la situación actual destruyendo más empleos y más pequeñas empresas.
Una de las posibles salidas es repartir la carga de trabajo actual entre toda la población activa, aunque ello implique reducir horas de trabajo y, consecuentemente, percibir menos salario. Ese es el debate que echo en falta en la sociedad actual.
Hace 80 años, Keynes predijo que en el futuro (hoy) la economía funcionaría con una cuarta parte del esfuerzo requerido entonces, y la humanidad tendría el problema para cubrir tanto tiempo libre. De hecho, consideraba que trabajando 3 horas diarias, tendríamos más que suficiente para mantener la economía. Keynes, evidentemente, erró en su predicción estrepitosamente. Pero no por falta de sentido común, sino porque estamos aplicando una doctrina absurda que está poniendo a prueba a todo el sistema y que, probablemente, hará que todo se derrumbe en los próximos meses.
No han faltado propuestas, como ésta de Juliet Schor para semanas laborales de 30 horas, o ésta de Anne Cotte que proponia 21 horas semanales. O artículos como éste de Fast.
Ante la evidencia de que hay "demasiada población activa" para el "trabajo disponible", resulta lógica la propuesta del reparto. Y sin embargo, sigue sin estar encima de la mesa a pesar de que reduciría enormemente las tensiones que la sociedad está soportando en estos momentos. ¿Por qué? ¿Por qué es mejor tensar la cuerda hasta romperla?
La "moda" actual ignora a propósito (dogma de fe?) el hecho de que cuanto más trabajadores parados haya, menos consumo habrá en el sistema y se agravará la situación actual destruyendo más empleos y más pequeñas empresas.
Una de las posibles salidas es repartir la carga de trabajo actual entre toda la población activa, aunque ello implique reducir horas de trabajo y, consecuentemente, percibir menos salario. Ese es el debate que echo en falta en la sociedad actual.
Hace 80 años, Keynes predijo que en el futuro (hoy) la economía funcionaría con una cuarta parte del esfuerzo requerido entonces, y la humanidad tendría el problema para cubrir tanto tiempo libre. De hecho, consideraba que trabajando 3 horas diarias, tendríamos más que suficiente para mantener la economía. Keynes, evidentemente, erró en su predicción estrepitosamente. Pero no por falta de sentido común, sino porque estamos aplicando una doctrina absurda que está poniendo a prueba a todo el sistema y que, probablemente, hará que todo se derrumbe en los próximos meses.
No han faltado propuestas, como ésta de Juliet Schor para semanas laborales de 30 horas, o ésta de Anne Cotte que proponia 21 horas semanales. O artículos como éste de Fast.
Ante la evidencia de que hay "demasiada población activa" para el "trabajo disponible", resulta lógica la propuesta del reparto. Y sin embargo, sigue sin estar encima de la mesa a pesar de que reduciría enormemente las tensiones que la sociedad está soportando en estos momentos. ¿Por qué? ¿Por qué es mejor tensar la cuerda hasta romperla?